Blanca luz, un clavel, el ocaso, tú y yo.
Quien iba prever ese día,
ese día en que ambos
nos arrojamos uno al otro,
pretendiendo ser todo, pretendiendo ser uno.
En cada beso un asombro,
en cada segundo
anhelamos sólo estar desnudos.
Fue lindo saber que tú estabas a mi lado,
y me sentí vivo.
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