Espero cerrar tus ojos con este verso
y puedas dormir arrullado a este papel
soñando que te duermes entre mis brazos
soñando las cosas que sueño yo.
Julio, San Antonio – Texas
A Isabel, con la sonrisa de nuestra niñez
Sonríe, no te olvides,
debemos siempre ser felices.
Tú eres la alegría de la familia,
el presente y el futuro de nuestro pueblo.
Con fuerza de la yunta
labremos la buena tierra
tomando chicha de jora
cantando nuestra q’aswa con alegría.
Disfruta de tus amigos que te queremos
y goza de la paz cuando te llega.
Sé dos veces fuerte,
como el fornido alazán de nuestra tierra,
porque mañana el amanecer,
vestirá luminosa de alegría.
Y mientras cuesta arriba vas subiendo,
mientras cuesta abajo vas bajando,
mantén el fuego encendido.
Oh Mollebamba, hoy te recuerdo con el alma y el corazón,
porque de niño formaste mi ilusión,
cantando una canción,
bailando con devoción.
Hoy recuerdo tus praderas de suave fragancia,
donde cobijé mi infancia
y hoy a la distancia, doy voces al viento, sin complejo,
con perseverancia, que siempre se adornan de tu inmortal fragancia.
Cómo no recordar de tus corridas de toros,
de esa afición y su coraje,
de su bravura y su linaje.
Que decir de tu chacarero,
del inmortal camino y sus andanzas,
de sus sentimientos y sus remembranzas.
Como no cantar tu huaylía, un rito de eterna simpatía,
bailo con melodía, con marcha candorosa,
con angelical ternura, con fuerza definida.
Por eso, al recordar mi hermosa tierra
donde se abren surcos día a día
cuyos campesinos preñan la tierra con alegría,
es que puedo llevar en mi vida tu sonrisa dichosa,
porque solo así la vida es más hermosa, mi Mollebamba.
Su siempre fraterno gesto,
dice mucho de su mundo.
Conoce la lluvia, ama a la tierra.
Sabe que el amor
está en las cumbres y en el río.
Se alegra cuando el viento
galopa sobre el maizal,
se alegra cuando ve el fresco
grano de la espiga.
Se alegra con las notas de la tinya,
de la quena, del charango,
por eso nuestros pueblos aún están vivos.
Pero, a veces su pena es tan grande
como la cumbre andina,
tan grande desde la luz hasta la sombra.
El tiempo está cambiando,
su voz está recorriendo
nuevos caminos,
cantando a la vida
en cada latido de los ríos.
Lima, junio 2008
A los diecinueve mundos distintos que he conocido en San Antonio, mis compañeros del programa IALS
Nosotros somos de suelos generosos
de enigmáticas montañas,
de gélidas cumbres
de selvas vestidas de verde
de risueñas playas que acarician la costa.
Nosotros nacimos en el seno del trigo y la cebada,
crecimos con la fuerza de la quinua y la papa.
Nuestros pueblos,
proclaman su estirpe en la tierra
recitando versos a la luz del amanecer.
Nuestros ancestros llenaron de flores el campo
arando mojados surcos e hicieron fecunda la tierra.
Nuestros ancestros se bañaron de polvo en la esclavitud
dejando el sudor como gotas de lluvia
en cada piedra de áridas tierras.
Nosotros somos como las notas musicales
pocos pero muchos en canciones diversas.
Nosotros somos de los pueblos de vestidos exquisitos
de polleras de rosas silvestres, con trenza de ríos,
con primorosos sombreros floridos.
nosotros señoras y señores
somos indígenas y afro latinos.
Mayo, San Antonio - Texas - EE.UU.
Lejos, la tierra donde caminas,
el cielo que miras.
Viajante mis sueños,
caminan iluminado por las estrellas.
Ven,
te invito pasar unas tardes en el campo,
donde el viento sopla acariciando
las hojas de los eucaliptos,
donde el viento esparce las hojas
por el cielo.
Ven,
quizá el viento nos lleve juntos,
tal vez a las montañas más altas,
allá donde están las nubes.
Ven,
aquí hay notas de quena,
de charango, danzaremos juntos.
Ven,
te regalaré una flor con pétalos blancos
y en las mañanas escucharemos
como una zorzal canta en los trigales
y mientras cae la lluvia, digo si cae,
nos sentaremos junto a las retamas
y contemplaremos como la lluvia
moja a las palomas.
Yo sé que no estás aquí; pero,
sé que también que estás aquí.
Por eso, te invito a pasar
unas tardes junto a mí.
Blanca luz, un clavel, el ocaso, tú y yo.
Quien iba prever ese día,
ese día en que ambos
nos arrojamos uno al otro,
pretendiendo ser todo, pretendiendo ser uno.
En cada beso un asombro,
en cada segundo
anhelamos sólo estar desnudos.
Fue lindo saber que tú estabas a mi lado,
y me sentí vivo.